24 HORAS PARA EL SEÑOR ¿Cuál es tu hora?

Desde hace tres años, el Papa Francisco nos propuso realizar en el tiempo de Cuaresma una jornada de 24 horas para el Señor. Esta iniciativa se celebra durante el viernes y sábado que anteceden el IV domingo de Cuaresma. Este año entre el 4 y 5 de marzo.

En la Bula Misericordiae Vultus con la que el Papa convoca a la celebración del Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia, nos invita a que este año se incremente esta experiencia en nuestras diócesis y comunidades (MV 17).

Estos son los horarios para estar con el Señor en nuestra parroquia ¿Cuál es tu hora?

VIERNES 4 DE MARZO

  • 9-11 ADORACIÓN DIARIA.
  • 18:30 VIA CRUCIS.
  • 19:30 MISA DE INICIO DE LAS 24 HORAS PARA EL SEÑOR.
  • 20:00 EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Y REZO DE VÍSPERAS.(ORACIÓN DE LA TARDE)
  • 21:00 ORACIÓN DE TAIZÉ.
  • 22:00 ORACIÓN  CON LAS HERMANAS TERESIANAS, GRUPOS DE ORACIÓN Y CATEQUISTAS.
  • 23:45 REZO DE COMPLETAS (ORACIÓN ANTES DEL DESCANSO)

NOCHE DEL VIERNES AL SÁBADO.

DURANTE LA NOCHE ADORACIÓN EN SILENCIO.

  • 9:00 ROSARIO DE LA AURORA (DENTRO DEL TEMPLO)
  • 9:30 REZO DE LAUDES (ORACIÓN DE LA MAÑANA)
  • 10:00 MISA DE LA VIRGEN .
  • 11:00 ORACIÓN CON NIÑOS DE JUNIOR, COMUNIÓN Y CONFIRMACIÓN.
  • 12:00 REZO DEL ANGELUS Y HORA SEXTA.
  • 13:00 CONTEMPLACIÓN DE LA CORONA MISTÉRICA.
  • 15:00 CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA.
  • 16:30 ORATORIO DE NIÑOS PEQUEÑOS ANTE EL SANTÍSIMO.**
  • 17:00 ORACIÓN DE CÁRITAS.
  • 18:30 ROSARIO.
  • 19:00 VÍSPERAS.

19:30 MISA CLAUSURA.

** En el Oratorio para niños están invitados todos los niños de la parroquia, después se proyectará una película divertida para niños con palomitas. ¡Os esperamos a todos!

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CONVIVENCIA GRUPO SAMUEL

La próxima convivencia del Grupo Samuel se hará en el Seminario Menor los días 27 y 28 de febrero, comenzando con la acogida el sábado a las 11:30 horas y finalizando el Domingo después de comer a las 15 h.

El Grupo Samuel es un grupo de sensibilización vocacional dirigido a chicos y chicas de 11 a 17 años, que puedan aprovechar un encuentro en donde la vocación, trabajada desde actividades, formación y oración, es el eje de la convivencia.

Esta convivencia trabajaremos también la dimensión misionera junto a la Delegación Diocesana de Misiones.

En este encuentro, que contará con la participación de jóvenes de diversos movimientos juveniles católicos de la diócesis, de grupos de postcomunión y de confirmación, se trabaja la vocación como eje de la convivencia por medio de actividades, juegos, formación y oración.

 

¿QUÉ DEBEN TRAER?

 

FUENTE:

Centro Orientación Vocacional Juan Pablo II, Archidiócesis de Valencia

CONFIRMACIÓN PREVIA

Antes del viernes 26 de febrero:

 

ESTE SÁBADO JUBILEO DE LOS NIÑOS

La diócesis de Valencia celebrará este sábado el “Jubileo de los niños” convocado por el cardenal Cañizares a las 17 horas, en la Catedral, para rezar por la paz, será retransmitido en directo por Internet

VALENCIA, 22 FEB. (AVAN).- La diócesis de Valencia celebrará este sábado, 27 de febrero, el “Jubileo de los niños” que ha convocado el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, para rezar por la paz en el mundo junto con los niños y para que éstos ganen el jubileo del Santo Cáliz de la Misericordia.

Este encuentro, que durará una hora, será este sábado, a las 17 horas, en la Catedral de Valencia, “y consistirá en una celebración de la Palabra, con un momento de escucha y otro de adoración del Santísimo”, según han indicado hoy a la agencia AVAN fuentes de la Vicaría de Evangelización del Arzobispado.

Asimismo, “los niños participarán activamente en distintas acciones durante la celebración, para que se sientan partícipes y protagonistas, y a todos se les dará la credencial del peregrino y un ejemplar del libro ´Orar en familia`”, han añadido.

Igualmente, en el encuentro, en el que cantará un coro infantil, “será necesaria la colaboración de padres, maestros, párrocos y educadores, que acompañarán a los niños hasta la Seo”.

Además, el encuentro será retransmitido en directo por Internet, a través de la página web de la Catedral de Valencia (www.catedraldevalencia.es) “de manera que aquellos niños que no puedan venir a la Seo puedan seguir la celebración desde sus casas o parroquias y puedan, desde allí, unirse a la oración”, han señalado.

“Dios está muy cerca de vosotros y vosotros de Él”

Este encuentro fue convocado por el Cardenal en una carta que envió a los niños de la diócesis el pasado mes de enero, “a raíz de la jornada de la Infancia Misionera, en la que les recordaba su tarea de ser misioneros y les pedía que rezaran por la paz”.

Precisamente “en esta carta están reflejadas las principales intenciones de este encuentro, que son rezar por la paz en el mundo ya que, como expresa el Cardenal ´Dios escucha de una manera especial a los niños porque está muy cerca de vosotros y vosotros de Él`, y propiciar que los niños puedan ganar el Jubileo”. (AVAN)

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO. CUARESMA 2016

“Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13).
Las obras de misericordia en el camino jubilar

1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada

En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.

María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.

2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia

El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempeña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.

Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella.

Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa.

3. Las obras de misericordia

La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga… para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.

Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.

La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.

No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).

Vaticano, 4 de octubre de 2015
Fiesta de San Francisco de Assis

Francisco

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