24 horas para el Señor en nuestra parroquia

Después la gran acogida durante el año 2014, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización quiere celebrar la iniciativa 24 horas para el Señor también en el año 2015, los días 13 y 14 de marzo.

El tema que orientará la reflexión en el 2015 es Dios rico en misericordia (Ef 2,4).

Las Parroquias de Torrent de la Sagrada Familia y San José abrirán sus puertas la noche del viernes 13 de marzo con Adoración Eucarística, oraciones, cantos y la posibilidad de celebrar el sacramento de la reconciliación.

Desde las 20 hasta las 24 horas.

«No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia — también a nivel diocesano — en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.»

(Del Mensaje de Papa Francisco para la Cuaresma 2015)

 

 

Fuente: novaevangelizatio.va

Fina Medina

ASAMBLEA PARROQUIAL

Éste pasado domingo 30 de noviembre de 2014, se ha celebrado en la parroquia de la Sagrada Familia, la Eucaristía de Primer Domingo de Adviento y la Asamblea Anual Parroquial.

Da comienzo el Adviento, del latín “adventus” (llegada), un tiempo santo que celebran las Iglesias cristianas y, muy especialmente, la Iglesia Católica desde el domingo primero de los cuatro que preceden a la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, hasta la vigilia de esta fiesta.

Como siempre, en un ambiente festivo, nos hemos reunido toda la Comunidad Parroquial convocados por el Señor a través de nuestro párroco Pablo Aranda. Ya en la monición ambiental, se nos recordaba cómo esta celebración inaugura el Adviento, el tiempo de la “espera” de Quien está por venir, de la Esperanza, y el propio presbítero al comenzar nos hablaba de que se abre para todos y cada uno de nosotros un plazo (breve, de apenas cuatro semanas) para prepararnos a la venida del Señor en nuestras vidas. Encendimos la primera vela de la “Corona del Adviento”, símbolo de esta primera semana recién comenzada.

Durante toda la eucaristía se hicieron constantes alusiones a prepararnos durante este tiempo de Adviento para que el mismísimo Señor de Cielos y Tierra pueda hacer morada entre nosotros, en nuestra parroquia, en nuestros corazones. No es que Dios hecho hombre lo necesite, sino que somos nosotros que, por puro Amor suyo, sentimos la necesidad de abrimos a la Gracia porque nos sentimos abandonados, despojados. Necesitamos que Dios habite dentro de nosotros.

Y Dios mismo se abaja, se hace uno de nosotros, débil, un Niño pobre al que podemos no recibir si no queremos.

Hoy puedes negarte a recibirlo, a darle la bienvenida.

Pero el Padre Bueno nos ve necesitados HOY, de ver al mismo Cristo Vivo y Resucitado en nuestra vida porque vivimos tristes o desesperados por tantos problemas. Y nos acercamos a su Venida, no como una lección aprendida (“ahora toca esto”), sino para que verdaderamente nuestra vida se convierta en una fiesta porque “hemos encontrado al Señor”. Jesús viene a liberarnos, a transformarnos.

El detalle de los niños alrededor del altar durante la Consagración, es un signo visible de que queremos acoger al Dios-Niño que viene a nosotros como el más pequeño.

Después, tras la bendición, se nos invitó a pasar por uno de los salones parroquiales donde los jóvenes de la parroquia  ponen a la venta las obras de sus manos, en forma de regalos y detalles navideños ahora en este tiempo, y luego todas las semanas con muchas más cosas que se les ocurrirán, para financiar la peregrinación a Polonia en la próxima Jornada Mundial de la Juventud con el Papa, en el verano de 2016. Muchos chicos y chicas de la Sagrada Familia, partirán para estar con el Papa en el verano de ese año.

Durante la Asamblea Parroquial que ha tenido lugar tras la Eucaristía, nuestro párroco Pablo Aranda ha dicho que “es la primera que celebro como párroco en mi vida”, dando su experiencia personal de que él hasta ahora había asistido a parroquias muy pequeñas, pero la nuestra, la Sagrada Familia de Torrent, es una “parroquia muy grande y muy llena de vida, de actividad”. De entre todas las cuestiones que se querían poner de relieve en esta Asamblea, son dos las que han ocupado más tiempo, y han precisado la intervención de dos personas para su presentación: la información económica de la parroquia, y el nuevo IDE.

Lo ha dicho bien claro Pablo: lo más importante para esta Parroquia es la Evangelización, por supuesto sin descuidar la administración de los Sacramentos. Pero la Catequesis, y sobre todo, la acogida a todos (sobre este detalle ha hecho especial hincapié, todos y cada uno de nosotros debemos acoger al que viene de fuera, al que “no es de los nuestros”, al que viene preguntando por algo, al que trae una bolsa de ropa o quiere confirmar a su hijo) es el signo visible de lo que llevamos (a Cristo que vive en nosotros). Todos son importantes para esta Comunidad parroquial  como lo son para Cristo mismo, y somos deudores de los alejados. Acojamos con una palabra, con nuestra mirada.

Incluso después, en las preguntas, una hermana Teresiana nos “invitó a invitar”, a salir fuera de nosotros mismos, a no quedarnos en nuestra propia complacencia, sino que pensemos en traer al que no está en la Iglesia, al que no viene a la parroquia, porque Dios les está esperando y necesita de nosotros para traerlos (esto lo dijo haciendo referencia al IDE, para invitar a nuestros amigos, a los vecinos, a que vengan, a que se apunten a este nuevo Itinerario que se va a llevar a cabo a nivel de toda la Archidiócesis).

Pero el mantenimiento de los bienes temporales (del templo, de los salones), permite que toda esta acción evangelizadora sea posible. Por ello, Jorge Guimerá, responsable del Consejo de economía, ha explicado en líneas generales cómo van las “Cuentas”, y que en el próximo mes de marzo aumentará ligeramente la cuota mensual a pagar por el préstamos al finalizar el “período de carencia” y habremos de estar solícitos a las necesidades de “nuestra Madre”.

Y después, Fernando Mora, responsable del nuevo Itinerario Diocesano de Evangelización (el IDE), que se inicia abierto a todos, como un camino de formación en la Fe y de evangelización para cada uno de nosotros, que nace como fruto del anterior IDR, el itinerario iniciado hace ya 4 años y que hemos concluido recientemente, puesto en marcha por nuestro querido Arzobispo. En esta nueva etapa, a la que todos estamos llamados a participar, nos podemos apuntar aunque no hayamos participado del IDR o pertenezcamos ya a algún grupo dentro de la parroquia o prestemos algún servicio. Es para todos HOY. ¡Ánimo!.

Por último, hubo un tiempo para las preguntas y el diálogo, como resultado de la comunión entre todos que hace posible el Espíritu del Señor. En resumen, fue para todos nosotros, un encuentro festivo alrededor del altar, de toda la comunidad parroquial alrededor de Cristo nuestra Cabeza, representado por nuestro párroco Pablo Aranda.

Podéis ver el reportaje de la Eucaristía del 1º Domingo de Adviento y Asamblea Parroquial

pinchando en este enlace:

https://www.flickr.com/photos/126191931@N06/sets/72157649475138256/

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Descarga la Carta Encíclica LUMEN FIDEI del Papa Francisco

La Santa Sede ha hecho público el texto de la encíclica Lumen Fidei, primera del pontificado de Francisco, que lleva fecha del 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo. En ella el Papa reconoce la labor de su predecesor, Benedicto XVI, en el contenido mismo del documento: «Él ya había completado prácticamente
una primera redacción de esta Carta encíclica sobre la fe. Se lo agradezco de corazón y, en la fraternidad de Cristo, asumo su precioso trabajo,añadiendo al texto algunas aportaciones» afirma.
La encíclica está estructurada en cuatro capítulos, titulados «Hemos creído en el amor», «Si no creéis, no comprenderéis», «Transmito lo que he recibido» y «Dios prepara una ciudad para ellos», remitidos sus títulos a correspondientes expresiones de las Sagradas Escrituras. Y, junto a referencias bíblicas, patrísticas y magisteriales, incluye citas a filósofos y escritores clásicos y modernos (de Dante a T.S. Eliot, pasando por Nietzsche, Rousseau o Wittgenstein) y el planteamiento de algunos debates exegéticos para precisar el sentido propio de determinados pasajes de la Biblia.
Y, en una prueba de la importante mano en este texto de Joseph Ratzinger -reconocido agustiniano-, la encíclica personaliza en San Agustín, tras exponer la naturaleza de la fe y su relación con el amor, este camino en el que «la búsqueda de la razón, con su deseo de verdad y claridad, se ha integrado en el horizonte de la fe, del que ha recibido una nueva inteligencia».
Algunos puntos importantes de Lumen Fidei A continuación recogemos diversos pensamientos significativos de Lumen Fidei [La Luz de la Fe],
Descarga:

– «En la época moderna se ha pensado que esa luz [la Fe] podía bastar para las sociedades antiguas, pero que ya no sirve para los tiempos nuevos, para el hombre adulto, ufano de su razón, ávido de explorar el futuro de una nueva forma».

– «La fe se ha visto así como un salto que damos en el vacío, por falta de luz, movidos por un sentimiento ciego; o como una luz subjetiva, capaz quizá de enardecer el corazón, de dar consuelo privado, pero que no se puede proponer a los demás como luz objetiva y común para alumbrar el camino»

– «El hombre ha renunciado a la búsqueda de una luz grande, de una verdad grande, y se ha contentado con pequeñas luces que alumbran el instante fugaz, pero que son incapaces de abrir el camino».

– «La característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios».

– «La fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo. Por una parte, procede del pasado; es la luz de una memoria fundante, la memoria de la vida de Jesús, donde su amor se ha manifestado totalmente fiable, capaz de vencer a la muerte. Pero, al mismo tiempo, como Jesús ha resucitado y nos atrae más allá de la muerte, la fe es luz que viene del futuro».

– «En la fe, don de Dios, virtud sobrenatural infusa por él, reconocemos que se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo nos transforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría. Fe, esperanza y caridad, en admirable urdimbre, constituyen el dinamismo de la existencia cristiana hacia la comunión plena con Dios».

– «En la contemplación de la muerte de Jesús, la fe se refuerza y recibe una luz resplandeciente, cuando se revela como fe en su amor indefectible por nosotros, que es capaz de llegar hasta la muerte para salvarnos. En este amor, que no se ha sustraído a la muerte para manifestar cuánto me ama, es posible creer; su totalidad vence cualquier suspicacia y nos permite confiarnos plenamente en Cristo».

– «La importancia de la relación personal con Jesús mediante la fe queda reflejada en los diversos usos que hace San Juan del verbo credere. «Creemos a» Jesús cuando aceptamos su Palabra, su testimonio, porque él es veraz (cf. Jn 6,30). «Creemos en» Jesús cuando lo acogemos personalmente en nuestra vida y nos confiamos a él, uniéndonos a él mediante el amor y siguiéndolo a lo largo del camino (cf. Jn 2,11; 6,47; 12,44)».

– «La salvación comienza con la apertura a algo que nos precede, a un don originario que afirma la vida y protege la existencia. Sólo abriéndonos a este origen y reconociéndolo, es posible ser transformados, dejando que la salvación obre en nosotros y haga fecunda la vida, llena de buenos frutos.»

– «La nueva lógica de la fe está centrada en Cristo. La fe en Cristo nos salva porque en él la vida se abre radicalmente a un Amor que nos precede y nos transforma desde dentro, que obra en nosotros y con nosotros».

– «La fe sabe que Dios se ha hecho muy cercano a nosotros, que Cristo se nos ha dado como un gran don que nos transforma interiormente, que habita en nosotros, y así nos da la luz que ilumina el origen y el final de la vida, el arco completo del camino humano».

– «La fe tiene una configuración necesariamente eclesial, se confiesa dentro del cuerpo de Cristo, como comunión real de los creyentes. Desde este ámbito eclesial, abre al cristiano individual a todos los hombres».

– «La fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva, sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio».

– «El hombre tiene necesidad de conocimiento, tiene necesidad de verdad, porque sin ella no puede subsistir, no va adelante. La fe, sin verdad, no salva, no da seguridad a nuestros pasos. Se queda en una bella fábula, proyección de nuestros deseos de felicidad, algo que nos satisface únicamente en la medida en que queramos hacernos una ilusión. O bien se reduce a un sentimiento hermoso que consuela y entusiasma, pero dependiendo de los cambios en nuestro estado de ánimo o de la situación de los tiempos, e incapaz de dar continuidad al camino de la vida».

– “Recuperar la conexión de la fe con la verdad es hoy aun más necesario, precisamente por la crisis de verdad en que nos encontramos. En la cultura contemporánea se tiende a menudo a aceptar como verdad sólo la verdad tecnológica: es verdad aquello que el hombre consigue construir y medir con su ciencia; es verdad porque funciona y así hace más cómoda y fácil la vida. Hoy parece que ésta es la única verdad cierta, la única que se puede compartir con otros, la única sobre la que es posible debatir y comprometerse juntos. Por otra parte, estarían después las verdades del individuo, que consisten en la autenticidad con lo que cada uno siente dentro de sí, válidas sólo para uno mismo, y que no se pueden proponer a los demás con la pretensión de contribuir al bien común. La verdad grande, la verdad que explica la vida personal y social en su conjunto, es vista con sospecha.”

– “La fe transforma toda la persona, precisamente porque la fe se abre al amor. Esta interacción de la fe con el amor nos permite comprender el tipo de conocimiento propio de la fe, su fuerza de convicción, su capacidad de iluminar nuestros pasos.”

– “El hombre moderno cree que la cuestión del amor tiene poco que ver con la verdad. El amor se concibe hoy como una experiencia que pertenece al mundo de los sentimientos volubles y no a la verdad.”

– “Sólo en cuanto está fundado en la verdad, el amor puede perdurar en el tiempo, superar la fugacidad del instante y permanecer firme para dar consistencia a un camino en común. (…) Sin verdad, el amor no puede ofrecer un vínculo sólido, no consigue llevar al «yo» más allá de su aislamiento, ni librarlo de la fugacidad del instante para edificar la vida y dar fruto.”

– “Si el amor necesita la verdad, también la verdad tiene necesidad del amor. Amor y verdad no se pueden separar. Sin amor, la verdad se vuelve fría, impersonal, opresiva para la vida concreta de la persona.”

– “La conexión entre el ver y el escuchar, como órganos de conocimiento de la fe, aparece con toda claridad en el Evangelio de San Juan. Para el cuarto Evangelio, creer es escuchar y, al mismo tiempo, ver.»

– “¿Cómo se llega a esta síntesis entre el oír y el ver? Lo hace posible la persona concreta de Jesús, que se puede ver y oír. Él es la Palabra hecha carne, cuya gloria hemos contemplado (cf. Jn 1,14). La luz de la fe es la de un Rostro en el que se ve al Padre.”

– “Solamente así, mediante la encarnación, compartiendo nuestra humanidad, el conocimiento propio del amor podía llegar a plenitud. En efecto, la luz del amor se enciende cuando somos tocados en el corazón, acogiendo la presencia interior del amado, que nos permite reconocer su misterio. (…) Con su encarnación, con su venida entre nosotros, Jesús nos ha tocado y, a través de los sacramentos, también hoy nos toca; de este modo, transformando nuestro corazón, nos ha permitido y nos sigue permitiendo reconocerlo y confesarlo como Hijo de Dios.”

– “A menudo la verdad queda hoy reducida a la autenticidad subjetiva del individuo, válida sólo para la vida de cada uno. Una verdad común nos da miedo, porque la identificamos con la imposición intransigente de los totalitarismos. Sin embargo, si es la verdad del amor, si es la verdad que se desvela en el encuentro personal con el Otro y con los otros, entonces se libera de su clausura en el ámbito privado para formar parte del bien común«.

– «La verdad de un amor no se impone con la violencia, no aplasta a la persona. Naciendo del amor puede llegar al corazón, al centro personal de cada hombre. Se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos.”

– “La teología participa en la forma eclesial de la fe; su luz es la luz del sujeto creyente que es la Iglesia. Esto requiere, por una parte, que la teología esté al servicio de la fe de los cristianos, se ocupe humildemente de custodiar y profundizar la fe de todos, especialmente la de los sencillos. Por otra parte, la teología, puesto que vive de la fe, no puede considerar el Magisterio del Papa y de los Obispos en comunión con él como algo extrínseco, un límite a su libertad, sino al contrario, como un momento interno, constitutivo, en cuanto el Magisterio asegura el contacto con la fuente originaria, y ofrece, por tanto, la certeza de beber en la Palabra de Dios en su integridad.”

– “Puesto que la fe nace de un encuentro que se produce en la historia e ilumina el camino a lo largo del tiempo, tiene necesidad de transmitirse a través de los siglos. Y mediante una cadena ininterrumpida de testimonios llega a nosotros el rostro de Jesús.”

– “Es imposible creer cada uno por su cuenta. La fe no es únicamente una opción individual que se hace en la intimidad del creyente, no es una relación exclusiva entre el «yo» del fiel y el «Tú» divino, entre un sujeto autónomo y Dios. Por su misma naturaleza, se abre al «nosotros», se da siempre dentro de la comunión de la Iglesia.”

– “La Iglesia, como toda familia, transmite a sus hijos el contenido de su memoria. ¿Cómo hacerlo de manera que nada se pierda y, más bien, todo se profundice cada vez más en el patrimonio de la fe? Mediante la tradición apostólica, conservada en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo, tenemos un contacto vivo con la memoria fundante.»

– «Para transmitir esta riqueza hay un medio particular, que pone en juego a toda la persona, cuerpo, espíritu, interioridad y relaciones. Este medio son los sacramentos, celebrados en la liturgia de la Iglesia. En ellos se comunica una memoria encarnada, ligada a los tiempos y lugares de la vida, asociada a todos los sentidos; implican a la persona, como miembro de un sujeto vivo, de un tejido de relaciones comunitarias.”

– «La transmisión de la fe se realiza en primer lugar mediante el bautismo«.

– «La naturaleza sacramental de la fe alcanza su máxima expresión en la eucaristía, que es el precioso alimento para la fe, el encuentro con Cristo presente realmente».

– «En la celebración de los sacramentos, la Iglesia transmite su memoria, en particular mediante la profesión de fe. Ésta no consiste sólo en asentir a un conjunto de verdades abstractas. Antes bien, en la confesión de fe, toda la vida se pone en camino hacia la comunión plena con el Dios vivo. Podemos decir que en el Credo el creyente es invitado a entrar en el misterio que profesa y a dejarse transformar por lo que profesa.“

– “Otros dos elementos son esenciales en la transmisión fiel de la memoria de la Iglesia. En primer lugar, la oración del Señor, el Padrenuestro. En ella, el cristiano aprende a compartir la misma experiencia espiritual de Cristo y comienza a ver con los ojos de Cristo. A partir de aquel que es luz de luz, del Hijo Unigénito del Padre, también nosotros conocemos a Dios y podemos encender en los demás el deseo de acercarse a él.”

– “Además, es también importante la conexión entre la fe y el decálogo. La fe, como hemos dicho, se presenta como un camino, una vía a recorrer, que se abre en el encuentro con el Dios vivo. Por eso, a la luz de la fe, de la confianza total en el Dios Salvador, el decálogo adquiere su verdad más profunda, contenida en las palabras que introducen los diez mandamientos: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto» (Ex 20,2).“

– “He tocado así los cuatro elementos que contienen el tesoro de memoria que la Iglesia transmite: la confesión de fe, la celebración de los sacramentos, el camino del decálogo, la oración. La catequesis de la Iglesia se ha organizado en torno a ellos, incluido el Catecismo de la Iglesia Católica«.

– “Como servicio a la unidad de la fe y a su transmisión íntegra, el Señor ha dado a la Iglesia el don de la sucesión apostólica. Por medio de ella, la continuidad de la memoria de la Iglesia está garantizada y es posible beber con seguridad en la fuente pura de la que mana la fe».

– “La luz de la fe permite valorar la riqueza de las relaciones humanas, su capacidad de mantenerse, de ser fiables, de enriquecer la vida común. La fe no aparta del mundo ni es ajena a los afanes concretos de los hombres de nuestro tiempo».

– «Sin un amor fiable, nada podría mantener verdaderamente unidos a los hombres. (…) La fe permite comprender la arquitectura de las relaciones humanas, porque capta su fundamento último y su destino definitivo en Dios, en su amor, y así ilumina el arte de la edificación, contribuyendo al bien común. Sí, la fe es un bien para todos, es un bien común; su luz no luce sólo dentro de la Iglesia ni sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el más allá; nos ayuda a edificar nuestras sociedades, para que avancen hacia el futuro con esperanza».

– “En la familia, la fe está presente en todas las etapas de la vida, comenzando por la infancia: los niños aprenden a fiarse del amor de sus padres. Por eso, es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos.”

– “Asimilada y profundizada en la familia, la fe ilumina todas las relaciones sociales. Como experiencia de la paternidad y de la misericordia de Dios, se expande en un camino fraterno. En la «modernidad» se ha intentado construir la fraternidad universal entre los hombres fundándose sobre la igualdad. Poco a poco, sin embargo, hemos comprendido que esta fraternidad, sin referencia a un Padre común como fundamento último, no logra subsistir. Es necesario volver a la verdadera raíz de la fraternidad.»

– “¡Cuántos beneficios ha aportado la mirada de la fe a la ciudad de los hombres para contribuir a su vida común! Gracias a la fe, hemos descubierto la dignidad única de cada persona, que no era tan evidente en el mundo antiguo.”

– “La fe, además, revelándonos el amor de Dios, nos hace respetar más la naturaleza, pues nos hace reconocer en ella una gramática escrita por él y una morada que nos ha confiado para cultivarla y salvaguardarla; nos invita a buscar modelos de desarrollo que no se basen sólo en la utilidad y el provecho, sino que consideren la creación como un don del que todos somos deudores; nos enseña a identificar formas de gobierno justas, reconociendo que la autoridad viene de Dios para estar al servicio del bien común«.

– «La fe afirma también la posibilidad del perdón, que muchas veces necesita tiempo, esfuerzo, paciencia y compromiso; perdón posible cuando se descubre que el bien es siempre más originario y más fuerte que el mal, que la palabra con la que Dios afirma nuestra vida es más profunda que todas nuestras negaciones.”

– “El cristiano sabe que siempre habrá sufrimiento, pero que le puede dar sentido, puede convertirlo en acto de amor, de entrega confiada en las manos de Dios, que no nos abandona y, de este modo, puede constituir una etapa de crecimiento en la fe y en el amor. Viendo la unión de Cristo con el Padre, incluso en el momento de mayor sufrimiento en la cruz (cf. Mc 15,34), el cristiano aprende a participar en la misma mirada de Cristo.»

– «Incluso la muerte queda iluminada y puede ser vivida como la última llamada de la fe, el último «Sal de tu tierra», el último «Ven», pronunciado por el Padre, en cuyas manos nos ponemos con la confianza de que nos sostendrá incluso en el paso definitivo.”

.Fuente: Arzobispado de Valencia/ religionenlibertad.com

Rafa Reig nuestro anterior párroco celebra sus 25 años de sacerdocio

Este pasado domingo 26 se celebró una misa multitudinaria en acción de gracias por los 25 años de sacerdocio y entrega al Señor de nuestro antíguo párroco Rafa Reig.

Todos conocemos su habitual alegría y entrega que no ha menguado sino acrecentado si cabe al saber que padece de un cáncer de hígado y que en breves fechas comenzará un tratamiento muy duro de quimioterápia.

Os ofrecemos un pequeño reportaje emitido por la televisión de Cullera, desde aquí nuestra mas cordial enhorabuena. Que Dios nos siga bendiciendo con tu presencia muchos años.

 

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