Algo de mi historia
Me llamo Francisco, tengo 47 años, estoy casado con María José, y tenemos 4 hijos (Ester, Israel, Marta e Irene); desde hace mas de 30 años formo parte de las comunidades neocatecumenales.
Mirando hacia atrás, veo que Dios ha realizado multitud de milagros en mi vida, grandes y pequeños. Me casé fiándome de una palabra: «Dios proveerá» es lo que le decía Abraham a su hijo Isaac camino del sacrificio, y hasta hoy, así ha sido.
Dios ha provisto de todo en mi vida. Todo empezó cuando anunciamos a nuestros padres la intención de casarnos en la primavera de 1988 y nadie daba crédito a nuestra decisión.
Para mi familia y la de mi novia era un escándalo, yo no tenía trabajo, ni piso, ni dinero, nada, solo teníamos una Palabra de la que fiarnos y que todavía conservamos en nuestro corazón.
A este milagro le han sucedido otros muchos, como el tener 4 hijos, todos con cesáreas, el seguir casado con la misma persona durante 20 años y estar enamorado como el primer día que la conocí, el poder convivir con un grupo de personas tan disparatadamente diferentes, durante tantos años y amarlos como son, el haberme reconciliado con los fantasmas de mi infancia y adolescencia y muchos otros más que algún día contaré.
Quiero deciros que estas semanas, han sido de una intensidad y experiencia, únicas e irrepetibles para todos.
Toda la cuaresma vivida en comunitaria oración y puesta en común de nuestra experiencia de fe, de todos estos años de caminar juntos. Todos hemos podido decir cosas grandes de Dios, y de su Iglesia, no solo a los hermanos de nuestra comunidad, sino también a nuestros hijos; y a todos aquellos que nos han querido escuchar por las calles y plazas de Torrent, de cómo el Señor nos ha cuidado y consolado en el sufrimiento como padre y madre que es, de cómo ha curado y vendado nuestras heridas; reconstruido nuestras vidas desde la ruina en que las habíamos convertido, de cómo nos ha dado el ciento por uno en todo y de cómo nos ha Amado y nos Ama, siendo como somos.
Ahora comienza una nueva etapa para todos nosotros, después de haber podido renovar aquellas promesas bautismales que siendo niños nuestros padres y padrinos hicieron por nosotros.
Hoy somos conscientes de nuestra renuncia a Satanás, padre de la mentira, que nos ha engañado durante tanto tiempo, de nuestra adhesión como sarmientos a la Vid verdadera, que es Cristo y de nuestra pertenencia a la Iglesia Católica que es nuestra Madre.
Y por eso lo hemos celebrado a lo grande, con nuestras familias y amigos y así lo seguiremos celebrando durante los 50 días de Pascua.
Feliz Pascua de Resurrección a todos.
«¡Cristo ha resucitado!»
Verdaderamente ha resucitado.
F.J.Yepes
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