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ESTUVIMOS EN EL ENCUENTRO VOCACIONAL DEL CAMINO NEOCATECUMENAL – Murcia 2018

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ESTUVIMOS EN EL ENCUENTRO VOCACIONAL DEL CAMINO NEOCATECUMENAL –  Murcia 2018

Los jóvenes de las comunidades neocatecumenales de la Parroquia, han peregrinado del 24 al 26 de agosto, a San Pedro del Pinatar (Murcia), para asistir a un Encuentro vocacional convocado por el iniciador del Camino, Kiko Argüello.

Les acompañamos un grupo de catequistas junto al presbítero D. José Antonio Rando Martí, vicario de la Parroquia San Martín de Porres de Oliveral (Valencia).

Han sido unos días muy intensos, en los que los jóvenes han podido trabajar sobre el documento preparatorio del Sínodo de los Obispos “Jóvenes, Fe y Discernimiento vocacional”, previsto para el próximo mes de octubre bajo el auspicio del Papa Francisco. Precisamente, en el marco del citado texto y de la firme intención de la Iglesia de abrir sus brazos a los jóvenes, Kiko, como iniciador del Camino Neocatecumenal, junto con el Equipo Internacional formado por la también española Mª Ascensión Romero y el presbítero italiano Mario Pezzi, pensaron en organizar un encuentro vocacional que ayudara a tantísimos jóvenes a discernir su vocación.

Por todo ello, desde la Parroquia de la Sagrada Familia, se buscó la manera de que los jóvenes  se pudieran encontrar con Jesucristo, pues todo encuentro vocacional es, precisamente, abrir el oído para escuchar al Señor, y acoger su Palabra. Y qué mejor manera que peregrinar como lo han hecho estos jóvenes: salir fuera, escuchar la Palabra de Abrahám, cuando Dios le llamó a salir fuera: «Sal de tu tierra…». Han dejado todas las comodidades diarias y se han puesto en camino, siguiendo al Señor fiándose de Él, que los ha llevado a donde no sabían, para hablarles al corazón.

El viernes por la tarde, cogimos un autocar que nos llevó hasta el Monasterio de la Encarnación de Mula, construido en el S. XVII,  ya en la provincia de Murcia. Allí fuimos acogidos por la comunidad de Hermanas Clarisas de clausura que lo habitan.

 

El Monasterio es austero, pero dispone de una hospedería y, prácticamente todos, pudieron dormir en literas. A la mañana siguiente, el desayuno con los dulces y confiterías elaboradas por las hermanas precedió al rezo de laudes en la Iglesia del Monasterio, bellamente decorado con tallas impresionantes de diversos momentos de la vida de Jesús y de María.

En este contexto, se inició el trabajo sobre la encuesta que los Padres Sinodales han hecho a los jóvenes de todo el mundo para escucharlos, para comprender cómo piensan y viven y poder dar una respuesta a sus preguntas más profundas. En definitiva, la Iglesia abre sus brazos como una madre para acoger y escuchar a los jóvenes, hablando su mismo lenguaje y preguntándoles muchas cosas que luego servirán para educarles en la Fe, para orientarles en su vida cotidiana y espiritual, para encontrar su verdadera vocación, aquello que, cumpliendo la voluntad de Dios, les hará inmensamente felices.

Después del trabajo individual y por grupos, hubo una puesta en común muy enriquecedora para todos, seguida de una importante catequesis que nos hizo aclarar conceptos, a jóvenes y no tan jóvenes.Antes de ir a comer, tuvimos la ocasión de adorar, por turnos y en pequeños grupos, la principal reliquia del Monasterio, que es una espina de la Corona que fue impuesta a Cristo en su Pasión, y que se conserva en un majestuoso relicario de plata en una discreta sala abierta al público. No en vano, el monasterio guarda otras 40 reliquias de incalculable valor.

Una novicia del Monasterio nos ofreció el testimonio de su vocación, cómo después de muchos años sin escuchar la voz del Señor, fue obsequiada con el discernimiento que le había hecho encontrar la felicidad en la clausura y deseaba sólo estar con Cristo.

 

Tras la comida, nos dirigimos a Archena, donde tras disfrutar de unas horas de ocio en la piscina municipal, en la que había unos espaciosos jardines, celebramos la Eucaristía en la parroquia de San Juan Bautista, junto a comunidades de Archena y de varias ciudades del norte de Francia, que habían acudido igualmente para participar en el Encuentro Vocacional.

 

La Eucaristía fue un auténtico regalo, todos vimos al Señor pasar con mucha fuerza entre nosotros,

y finalizó con un generoso ágape que nos ofrecieron los hermanos de Archena en la plaza de la iglesia.

El día siguiente, domingo 26, estuvo orientado todo él hacia el Encuentro vocacional que tendría lugar a las 6 de la tarde en el Pinatar Arena, un estadio de fútbol en San Pedro del Pinatar. Nos levantamos temprano, desayunamos abundantemente y rezamos nuevamente los laúdes en el templo del Monasterio, esta vez tuvimos el inmenso regalo de poder hacerlo delante del Santísimo Sacramento expuesto. Hacia las 11 de la mañana nos despedíamos de la comunidad de Hermanas que nos habían acogido como si del mismo Señor se tratara, y partimos hacia el autocar.

Paramos en una inmensa explanada junto a la parroquia de la Sagrada Familia ya en San Pedro del Pinatar,

entramos mientras cientos de hermanos llegados de toda España, terminaban la celebración de laúdes, hacia la una de la tarde. Allí nos reunimos con el resto de hermanos también de nuestra parroquia que se habían desplazado también en autocar o en sus vehículos particulares.

Desde este impresionante templo, presidido en su altar mayor por un gigantesco retablo pintado por el propio Kiko y compuesto por diversos iconos que muestran escenas de la vida de Jesús y un Cristo Pantocrátor en el centro.

Partimos caminando hacia el lugar del encuentro, que comenzaría pasadas las 6 de la tarde.

 

El encuentro vocacional del Camino Neocatecumenal presidido por el Obispo de Cartagena Mons. Lorca Planes en el Pinatar Arena, congregó a casi 25.000 jóvenes acompañados de sus catequistas y presbíteros. Cuando llegamos, nos vimos inmersos en un interminable río de jóvenes cantando y bailando por todas partes, contagiando una alegría que sólo puede provenir de quien verdaderamente ve el Cielo abierto. 

Junto con Kiko, estaban la hermana Mª Ascensión, que ocupó el lugar de Carmen en el Equipo Internacional , y el presbítero italiano Gianvitto que lleva a nivel mundial los grupos de Post-confirmación, y que estaba en sustitución del Padre Mario Pezzi, que se encontraba enfermo.

Para todos nosotros fue un auténtico encuentro con el Señor Resucitado. Kiko se dirigió especialmente a los jóvenes a los que exhortó a abandonarse al Señor, que se entregó incondicionalmente por cada uno de ellos, para que tuvieran Vida y en abundancia. Relataba lo que los itinerantes, seminaristas y familias en misión le habían contado de sus experiencias en los países del Este asiático, donde las personas llevaban la muerte impresa en sus rostros. «No hay nada más importante que ayudar a Cristo a sacar a las personas de la muerte».

Kiko compuso para el recuerdo de éste  encuentro un bellísimo himno al Espíritu Santo.

Con muchas palabras les animaba a optar por Cristo, el único Salvador del que nos llega la vida resucitada, que no tuvieran ningún miedo porque Cristo estaba pasando por allí en medio, llamando a los que Él quería, y que nunca nos abandona, sino que cumple su Promesa.

Después, Mª Ascensión leyó algunos pensamientos de Carmen sobre la Evangelización, y el Padre Gianvitto contó su experiencia, y cómo el Señor le ayudó, en un momento concreto de su historia, a discernir su vocación para el sacerdocio y le hizo salir de sí mismo y de toda la vida que él mismo se había construido, llena de éxito pero también de insatisfacción, y lo condujo por caminos que nunca hubiera imaginado. Él sólo se dejó llevar «queriendo hacer sólo su Voluntad», porque es el Señor de la Historia.

Al final, Kiko hizo una llamada a los chicos para que se levantaran para el sacerdocio, a las chicas para se entregaran al Señor en la vida consagrada o en la ayuda a la Misión en el mundo, y a las familias que se entregaran completas al anuncio del Evangelio donde el Señor les llame. En cada una de las tres llamadas, se levantaron miles de chicos y chicas y cientos de familias, llenas de hijos, dispuestos todos ellos a partir, a salir, donde el Señor les llame, a ponerse al servicio de manera incondicional y sembrar la Buena Noticia. Esta «Buena noticia, salva de la muerte» decía Kiko.

De nuestra parroquia se levantó Jorge Guimerá, que siente la llamada del Señor al sacerdocio para alegría y gozo de todos nosotros.

El encuentro terminó con el testimonio personal y la exhortación del  Obispo de Cartagena Mons. Lorca Planes, que estaba impresionado «ante el espectáculo de estos jóvenes decididos a entregar su vida a Cristo». Kiko nos deseó a todos, en nombre el Equipo, un feliz viaje de regreso a nuestras localidades de origen.

El viaje de vuelta fue una auténtica fiesta dentro del autocar, mientras recordábamos todas y cada una de las experiencias vividas, de manera que todos los que hemos participado en esta breve pero intensa peregrinación podemos exclamar: «Dayhenú!».

Que el Señor nos permita ver a todos el fruto de esta peregrinación y encuentro vocacional, y ayude a los Padres Sinodales a mostrar al mundo la bondad y belleza de la Iglesia sobre «los jóvenes,  la Fe y del Discernimiento Vocacional».

Jesús Espinosa

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